The Legacy of Cacao
The Legacy of Cacao
In Maya cosmology, trees were a metaphor for spiritual transcendence. From root to canopy they represented a connection between the underworld, the physical world, and the heavens. To the Maya, the cacao tree sprouted the Maize God’s body. Held by tradition as the first tree to grow; its fruit, the cacao, was considered a gift from the heavens and thus became one of Mesoamerica’s most sacred natural staples.
The earliest recorded reference to Mexican cacao dates back to the Olmec Civilization around 2000 BCE. Centuries later, the Maya used chocolate as a bitter beverage prepared with meticulous care for consumption at banquets and rituals. Just owning the utensils associated with its preparation and drinking symbolized wealth and prestige. Dignitaries were buried with drinking vessels and cacao seeds for enjoyment in the afterlife; the seeds functioned as currency.
After a careful fermentation and drying process, cacao seeds were roasted and ground into a paste with flavorings such as chiles, vanilla, or maize. This rich paste served as a basis of a water-based bitter, frothy drink. An essential part of the drinking experience. the froth was thought to embody the spiritual essence of the cacao and connect the drinkers to the gods.
Imbued with history and symbolism, the sacred connotations of the original pre-Hispanic beverage remain alive in contemporary Mexico. With cacao seeds sourced from the states of Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, and Veracruz, women, who have historically dominated the chocolate making process, continue to serve as stewards of this rich–and delicious–tradition.
El Legado del Cacao
En la cosmología maya, los árboles eran una metáfora de la trascendencia espiritual. Desde la raíz hasta el dosel, representaban una conexión entre el inframundo, el mundo físico y los cielos. Para los mayas, el árbol del cacao brotó del cuerpo del Dios del Maíz. Celebrando como el primer árbol en crecer; su fruto el cacao, due considerado un regalo del cielo y por lo tanto, se convirtió en uno de los alimentos básico naturales más sagrados de Mesoamérica.
La referencia más antigua registrada al cacao en México data a la civilización olmeca alrededor del año 2000 AC. Siglios después, los maya utilizaron el chocolate como una bebida amarga preparada con minucioso cuidado para su consumo en banquetes y rituales. El simple hecho de poseer los utensilios asociados con la preparación de chocolate simboliza prestigio. Los dignatarios fueron enterrados con vasijas de barro y semillas de cacao para disfrutar en el más allá; las semillas funcionaban como moneda.
Después de un proceso de fermentación, las semillas de cacao se secaban, tostaban, y molían hasta obtener una pasta con saborizantes como chile, vainilla, o maíz. Esta pasta sirvió como base de una bebida amarga y espumosa a base de agua. Se pensaba que la espuma, una parte esencial de la experencia de beber, encarnaba la esencia espiritual del cacao y conectaba al bebedor con los dioses.
Imbuidos de historia y simbolismo, la connotaciones sagradas de la bebida prehispánica original siguen vivas en México contemporáneo. Con semillas de cacao provenientes de los estados de Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Veracruz, las mujeres que históricamente han dominado el proceso de elaboración del chocolate, siguen siendo guardianas de esta deliciosa tradición.